La crisis del Covid-19 ha ocasionado el lanzamiento de nuevos programas centrados en el desarrollo de habilidades digitales y de liderazgo. Incluso, desde antes de la pandemia, hubo una tendencia que venía con fuerza: educación basada en transformación digital en torno a la Inteligencia Artificial (IA) y la ciberseguridad. Tal es así que, en el último CADE Digital, diversos especialistas destacaron que la educación en ciberseguridad permitirá avanzar en este proceso, pero especialmente, ayudará a cerrar las brechas y lograr la inclusión de todos los peruanos.
Anticipándonos a esta tendencia, en la Escuela de Postgrado de la UPC, fuimos los pioneros en lanzar al mercado la primera y única Maestría en Ciberseguridad y Gestión de la Información, que brinda una formación especializada para hacer frente a los riesgos de las organizaciones en el ciberespacio. Ahora, con el mundo casi digitalizado en todos los sectores, el dominio de las herramientas virtuales se ha vuelto más que una necesidad, y es aquí donde las empresas están buscando capacidades diferenciadoras en los estudiantes y graduados.
La formación de habilidades digitales
En una entrevista, Deep Chana, codirector del Instituto Imperial de Ciencia y Tecnología de Seguridad, afirma que la “la gente tiene conocimiento de la tecnología, pero la profundidad de su conocimiento a menudo no es suficiente para tomar decisiones como altos ejecutivos”. Esto es algo súper importante, porque involucra el futuro de nuestras organizaciones, y por qué no, en el impacto positivo que podamos hacer para la sociedad. Siendo ejecutivos, ¿cómo podríamos hacer una inversión millonaria sin tener un conocimiento claro sobre el impacto de una transformación digital en el largo plazo de nuestra compañía? Sería una apuesta a ciegas con altas probabilidades de fracaso.
Hace poco conversaba sobre este tema con uno de mis pares en otra empresa del rubro tecnológico, y me decía que cuando tenía que hacer consultoría con empresas tradicionales, muchas veces encontraba a ejecutivos que no conocían a profundidad el impacto positivo de las metodologías ágiles para fomentar la innovación entre sus colaboradores. Son detalles que suelen marcar la diferencia, finalmente.
Programas en otras partes del mundo
En Barcelona, por ejemplo, el IESE Business School lanzó un programa que combina la enseñanza de la IA con su Future of Management Initiative, un proyecto muy interesante que analiza cómo la IA afecta al liderazgo en las organizaciones. Un enfoque ético que enseña a los directivos a utilizar la IA de manera socialmente responsable.
En el caso de la UPC, no solo nos preocupamos por desarrollar programas vanguardistas en tecnología a nivel de postgrado, sino que, desde pregrado, incorporamos en todas las mallas curriculares cursos con un alto componente de aplicación tecnológica. Además, nosotros utilizamos este tipo de herramientas como SUMADI, nuestro software de IA que nos permite monitorear a los alumnos en sus exámenes a través del reconocimiento facial.
Una cosa es que los alumnos sepan desde la teoría qué es IA o blockchain o Realidad Virtual, y otra cosa es que lo viva en su día a día, y, por ende, cuando pase a un entorno laboral, definitivamente lo va a querer implementar y maximizar. El alumno de la UPC tiene una gran ventaja, porque desde hace más de diez años, estudia en un entorno digital completo en todos los frentes con softwares, plataformas y servicios en la nube.
Por otro lado, parte de enseñar a un alumno a solucionar problemas o a innovar con el apoyo de la tecnología, pasa también por mostrarle en su experiencia diaria, cómo es que nosotros la aplicamos con excelencia. Ellos tienen a su disposición herramientas como Alma UPC, nuestro chatbot creado con IA para atender a todas sus dudas y requerimientos de forma automatizada. No basta solo con enseñarles a los alumnos a hacerlo en sus empresas, tenemos que predicar con el ejemplo desde casa. De esta manera ellos ya viven su futuro profesional desde ahora, a través de una experiencia 100% digital, lo cual les resultará ventajoso cuando tengan que salir al mercado laboral.
El desafío de las instituciones de educación superior es quitarnos de la cabeza esa mentalidad de adaptarnos por motivos de fuerza mayor. Debemos ser capaces de anticiparnos al futuro, proponiendo programas educativos que sean realmente innovadores y disruptivos, antes de ser obligados por la misma crisis.
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