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Ha nacido una nueva generación y debemos atraerlos con nuevas propuestas educativas.
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Una nueva generación ha surgido. El solo definir cuándo es que podemos comenzar a hablar de la generación Z ya resulta un problema. No existe una medida exacta de quién encaja como millenial y quien como Z si solo nos remitimos a factores etarios. Sin embargo, los delatan sus hábitos. Si bien los millenial han sido definidos como los primeros en mostrar señales de ser “nativos digitales”, esto recién podría decirse de los Z: son la primera generación en criarse junto a un Smartphone, en tener internet ilimitado y en vivir el boom de las redes sociales. Esto los convierte en una generación hiperconectada, que piensa de una forma más globalizada que sus antecesores. No obstante, esto también los hace más individualistas.
Lo primero que se puede decir de los Z es que su grado de atención es más corto pero más enfocado, en tanto captan y filtran información a una velocidad más rápida que sus antecesores. Si bien se les suele criticar por ello, no es del todo cierto que los Z tengan implantado el déficit de atención: tienen una enorme capacidad de concentración, solo que este es únicamente utilizado para aquello que les parezca verdaderamente interesante. Esto va de la mano con su mejor habilidad para el multi-tasking: tienen la capacidad en cumplir con múltiples labores a la vez, a pesar de las múltiples distracciones que los puedan rodear.
Por otro lado, como suele suceder cada vez que hay un cambio de generación, los Z ven a sus antecesores millenials como una generación que cometió todos los errores necesarios mientras descubrían la pólvora digital. Ellos son distintos. Cada vez menos cercanos a redes sociales como Facebook y más cercanos a otras que aseguran una mayor privacidad y velocidad, como el caso de Snapchat (o la creciente tendencia a los mensajes de corta duración, ahora también presentes en redes como WhatsApp, Instagram o el mismo Facebook). Por ende, son más conscientes de su imagen personal y cómo esta se proyecta por medio de las redes sociales. Mientras los millenials usaron y abusaron de las posibilidades que les daba un mundo digital-social desconocido, los Z conocen las herramientas y las usan a su favor para plasmar—idealmente— aquello en lo que están interesados.
Por otro lado, la generación millenials vivió durante una época de bonanza y de relativa paz hasta el atentado contra el WTC, la generación Z nació en un tiempo más convulsionado. A esto se suma que sus padres son de la generación X, una generación que creció en un escenario mundial similar y con una tendencia hacia la seguridad y sobreprotección. Algunas sencillas estadísticas comprueban esta afirmación: según una encuesta del Centro de Prevención y Control de Enfermedades, ubicado en Atlanta, Estados Unidos, el porcentaje de high schoolers en Estados Unidos que habían probado por lo menos un vaso de licor en su vida se redujo de 82% en 1991 a 66% en 2013. Los que no usaban cinturón de seguridad se redujo de 26% a 8%. Mientras los millenials son sumamente valientes (o imprudentes) con decisiones laborales o de estudios, los Z se toman con mayor cautela aquello que pueda tener un efecto a largo plazo en ellos.
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