Hace poco vi una conferencia de Scott Galloway, autor de ‘El álgebra de la felicidad’ y profesor de Marketing en NYU Stern School of business, en la que comparte una visión interesante sobre la próxima disrupción en la educación superior.
La pandemia ha significado un “engrasado de ruedas” para el ingreso de grandes tecnologías en la educación superior. Sobre el futuro después de la pandemia, afirma que existirán asociaciones entre empresas globales e instituciones como las de MIT con Google. iStanford. HarvardxFacebook. Según Galloway, estas asociaciones permitirán a las universidades ampliar notablemente sus indicadores de New Enrollment, al ofrecer títulos híbridos online y offline, cuya asequibilidad y valor alterarán sísmicamente el panorama de la educación superior. En el futuro las universidades físicas cerrarán sus negocios y las que permanezcan tendrán grupos muy reducidos de alumnos.
De esta manera, un mayor número de personas que no disponían de acceso a una educación de calidad, lo podrán hacer a través de Internet. Estas alianzas estratégicas facilitarán la vida de millones de personas, al mismo tiempo que evolucionará un sistema de aprendizaje presencial que no había sufrido cambios disruptivos en las últimas décadas. Las instituciones de educación superior que no reconozcan esta inminente evolución, y no desarrollen un plan para adaptarse a la disrupción del futuro, tendrán que reducir sus costos drásticamente para descubrir cómo mantenerse con vida, pero efectivamente serán los “muertos vivientes”, como le llama Galloway.
La educación no se va a reinventar, pero va a ser muy diferente a la que conocemos. Las empresas de alta tecnología juegan un papel clave en este escenario, porque ven en sectores como la educación, salud y defensa, la manera de seguir liderando en el futuro. Es como el sector de automóviles, participarán en el software de los autos, pero no quieren estar en el negocio de la fabricación, porque es un negocio que no es parte de su core.
Hasta cierto punto, Google, Apple, Amazon y Facebook también están en el negocio de la certificación. Si consigues una certificación con Google, existe la creencia entre los empleadores y headhunters de que el alumno tiene habilidades muy sólidas sobre la transformación digital. La UPC, en ese sentido, ha logrado alianzas importantes con empresas como Google y Coursera for campus, logrando certificaciones de gran nivel dentro de la malla curricular de todas nuestras carreras.
Por el lado de admisión, en el caso de MIT, Harvard, Stanford y Cal, las personas pensarían que están sacrificando sus estándares para inscribir a más estudiantes. La realidad es que estas universidades pueden duplicar o triplicar sus inscripciones sin sacrificar nada en términos de sus marcas. Lo mismo se pensaba de la UPC cuando decidimos expandirnos con excelencia hace unos años. Creamos nuevos campus e incrementamos nuestro número de alumnos, sin dejar de ser la marca más valorada en el sector de educación superior, además de convertirnos en la “primera opción” para estudiantes de secundaria, por encima de universidades que llevaban muchísimos años en el mercado. Con el futuro de la educación híbrida, las mejores universidades podrán expandir dramáticamente su número de alumnos, sin perder su calidad.
Lo otro que es super importante son las herramientas de aprendizaje virtual. Dar una clase virtual por Zoom, como se ha venido haciendo en la mayoría de universidades durante la emergencia sanitaria, no es lo más adecuado. Ahora, muchas están aprendiendo qué herramientas y tecnologías funcionan. Habrá una mejor variedad de herramientas: Slack, por ejemplo, una combinación de aprendizaje online y offline, que viene a ser como un Zoom multiplicado por diez.
Otro punto interesante que está sucediendo en países como Estados Unidos, es que las empresas están liderando proyectos que antes eran de interés del Gobierno. En este momento, estamos en una situación en la que la NASA ya no nos pone en Marte o los CDC nos hacen pruebas de anticuerpos. Lo hacen líderes como Elon Musk y Jeff Bezos. Este último, por ejemplo, ofrecerá la prueba COVID-19 como parte de su membresía Amazon Prime. El nivel de involucramiento de líderes como Satya Nadella o Tim Cook en el sector de educación superior es algo previsible en el mediano plazo.
El futuro disruptivo de la educación superior nos plantea escenarios que, al igual que cualquier otro espacio en el que ingrese la gran tecnología, habrá una reducción física en el número de personas. Como en las redes sociales en las que estamos más conectados, pero al mismo tiempo más aislados presencialmente. Estos desafíos, finalmente, serán superados, en la medida de que estemos más atentos a la evolución de las necesidades de nuestros alumnos, y busquemos en la tecnología un aliado para seguir desarrollando la universidad del futuro, hoy.
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